viernes, 17 de mayo de 2019

Real basílica de San Francisco el Grande. Lugares para visitar en Madrid.



Real basílica de San Francisco el Grande:

Es un templo católico en el barrio de Palacio, dentro del centro histórico de la capital de España. Preside la cara occidental de la plaza de San Francisco, configurada por la intersección de la calle Bailén y la Carrera de San Francisco. Forma parte del convento franciscano de Jesús y María, fundado a principios del siglo XIII, sobre una desaparecida ermita dedicada a santa María.
La basílica fue construida en estilo neoclásico en la segunda mitad del siglo XVIII, a partir de un diseño de Francisco Cabezas, desarrollado por Antonio Pló y finalizado por Francesco Sabatini. El edificio destaca por su cúpula, considerada como la tercera de planta circular de mayor diámetro de la cristiandad; por su suntuosa decoración interior, realizada en estilo ecléctico a finales del siglo XIX; y por su pinacoteca, representativa de la pintura española de los siglos XVII a XIX, con cuadros de Zurbarán y Goya.
Su titularidad corresponde a la Obra Pía de los Santos Lugares de Jerusalén, organismo autónomo dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. El 19 de octubre de 1980 fue declarada Monumento Nacional, según Real Decreto, recibiendo por tanto la condición de Bien de Interés Cultural.

Historia

El lugar estuvo ocupado anteriormente por un convento-ermita franciscano, que, según la leyenda,1​ fue fundado por san Francisco de Asís en 1217. Cuando Felipe II convirtió Madrid en capital del reino, en 1561, el convento fue ganando en riqueza e importancia y llegó a recibir la custodia de los Santos Lugares conquistados por los cruzados, mediante una Junta Protectora de la Obra Pía de Jerusalén, y el Comisariado General de Indias.
En 1760, los franciscanos derribaron la primitiva edificación para construir, sobre su solar, un templo más grande, que encargaron al arquitecto Ventura Rodríguez. Su proyecto, firmado en 1761, fue desestimado, a favor de un diseño del fraile Francisco Cabezas, redactado por José de Hermosilla. Cabezas concibió una amplia rotonda para el espacio interior, cubierta por una grandiosa cúpula. Sin embargo, las obras tuvieron que suspenderse en 1768, debido a las complicaciones técnicas surgidas, lo que obligó a Cabezas a abandonar el proyecto, presionado por Ventura Rodríguez, quien aprovechó su influencia dentro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Las obras fueron encomendadas entonces a Antonio Pló, que se hizo cargo de la cúpula, concluyéndola en 1770.

En 1776 la comunidad de frailes solicitó al rey Carlos III que se incorporara al proyecto el arquitecto real Francesco Sabatini, uno de los artífices del Palacio Real, a quien se debe la fachada principal y las dos torres que la coronan. También se sumó Miguel Fernández, en calidad de asesor técnico. El edificio fue finalizado en 1784. Durante el reinado de José I (1808-1813), se pensó en destinar el templo a Salón de Cortes, a partir de una remodelación proyectada por el arquitecto Silvestre Pérez. Finalmente, fue convertido en hospital, según Decreto de 3 de marzo de 1812.
En el año 1836, en el contexto de la desamortización de Mendizábal, los franciscanos fueron expulsados y el edificio quedó en manos del Estado español, a través del organismo Patrimonio Real. Un año después, se barajó la posibilidad de convertirlo en Panteón Nacional, pero la iniciativa no pudo materializarse. En 1838, sirvió de sede a un cuartel de infantería, al tiempo que se recupera el culto religioso. La Junta Protectora de la Obra Pía de Jerusalén quedó bajo la titularidad del Estado.
En 1869 se retomó la idea del Panteón Nacional. Durante los cinco años siguientes, albergó los restos mortales de diferentes personalidades de la historia española, entre ellos los de Calderón de la Barca, Alonso de Ercilla, Garcilaso de la Vega, Francisco de Quevedo, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva y Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán). Fueron depositados en una capilla y devueltos en 1874 a sus respectivos lugares de origen.

En 1879, el templo fue objeto de una profunda reforma y restauración, impulsada por el político Antonio Cánovas del Castillo y financiada por el Ministerio del Estado. La rehabilitación fue aprovechada para decorar su interior, en un proceso que se extendió desde 1880 hasta 1889 y en el que intervinieron diferentes artistas españoles especializados en pinturas murales y artes decorativas, entre los que cabe destacar a Casto Plasencia, José Casado del Alisal y Salvador Martínez Cubells. La mayoría de sus estudios y bocetos se conservan en el Museo del Prado.2​
Traslado de los restos de Calderón de la Barca, desde San Francisco el Grande (en la imagen, a la izquierda) hasta el cementerio de San Nicolás, a su paso por el primitivo Viaducto de Segovia. El grabado corresponde a 1874, cuando el templo dejó de tener la función de Panteón Nacional y fueron devueltos los restos mortales allí depositados a sus lugares de origen.

Las obras fueron realizadas a expensas de los fondos de la Obra Pía de los Santos Lugares, dirigiéndolas, por parte del Ministerio de Estado, Jacobo Prendergast. En la reforma tomaron parte escultores tan renombrados como Jerónimo Suñol, Justo Gandarias Plazón, Mariano Benlliure, Ricardo Bellver, Juan Samsó y Antonio Moltó; pintores de la fama de Carlos Luis de Ribera y Fieve, Alejandro Ferrant y Fischermans ayudado por su gran amigo José María López-Merlo Pascual, Casto Plasencia, Germán Hernández Amores, Manuel Domínguez Sánchez, José Casado del Alisal, José Moreno Carbonero, Antonio Muñoz Degraín, Salvador Martínez Cubells, Francisco Jover y Casanova, Eugenio Oliva y Rodrigo, José Marcelo Contreras y Muñoz y Manuel Ramírez Ibáñez.
También ejecutaron obras de talla y ornamentación Francisco Molinelli, Pedro Nicoli y Varela.3​
En 1926, el rey Alfonso XIII devolvió el templo a los franciscanos. El 30 de junio de 1962 fue declarado basílica menor por el papa Juan XXIII y el 8 de noviembre del mismo año quedó bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, tras una nueva consagración.
A lo largo del siglo XX se fueron sucediendo reformas y rehabilitaciones, permaneciendo cerrado durante décadas.4​ Cabe señalar la iniciada en 1971, abordada por el arquitecto Luis Feduchi, en la que se actuó sobre las cubiertas y la cúpula, con la impermeabilización del emplomado y la restauración de los frescos del domo.
En noviembre de 2001, tras décadas en obras, la iglesia volvió a abrirse al público y en 2006 fueron desmontados los andamios instalados en el interior, con los que los restauradores procedieron a la recuperación de las pinturas murales.





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